Receta rusa para convertirse en hombre lobo
Quien desee convertirse en un oborot [hombre lobo en el folklore ruso], habrá de buscar en el bosque un árbol caído; deberá pincharlo con un pequeño cuchillo de cobre, y caminar alrededor del árbol repitiendo el siguiente hechizo:
Sobre el mar, sobre el océano, sobre la isla, sobre Bujan,
sobre los pastos vacíos luce la luna, sobre un tronco de fresno caído
en un bosque verde, en un oscuro valle.
Cerca del tronco vaga un lobo hirsuto,
en busca de ganado vacuno para sus agudos colmillos;
pero el lobo no entra en el bosque,
pero el lobo no se sumerge en el valle sombrío,
¡Luna, luna de cuernos de oro,
detén el vuelo de las balas, embota los cuchillos de los cazadores,
rompe los cayados de los pastores,
derrama un violento terror sobre todo el ganado,
sobre los hombres, sobre todo lo que se arrastra,
que no puedan coger al lobo gris,
que no puedan desgarrar su piel caliente!
¡Mi palabra es vinculante, más vinculante que el sueño,
más vinculante que la promesa de un héroe!
A continuación se salta tres veces por encima del árbol y corre al interior del bosque, transformado en lobo.
Otra forma
El hombre lobo ha sido temido desde
la antig�edad y es una
creencia que se encuentra en todos los lugares del mundo. Los asirios hablaban
de un monstruo parecido, el ekimmu, que luego de aterrorizar a sus víctimas,
las devoraba. El vetala de la India y el Chi’ang Shi de China son monstruos
semejantes.
La principal diferencia entre los vampiros
legendarios y los hombres lobo consiste en que habría que estar muerto para ser
vampiro, en tanto que los hombres lobo serían seres vivos. Así mismo, los
vampiros adquirirían sus características por efecto de alguna maldición,
mientras que el hombre lobo se metamorfoseara de una manera más o menos
voluntaria. Se trataría por regla general de una persona que bajo ciertas
condiciones favorables —la luna llena, el momento en que florecen ciertas
plantas, los cambios de estación— se transformaría en lobo sin perder su
condición humana.
En las regiones donde no hay lobos, las
metamorfosis varían: así, hay en Asia hombres-tigre y hombres-zorro; en Rusia,
hombres-oso; en �frica,
hombres-león y hombres-hiena; y así por el estilo.
Durante la Edad Media todo lo que se necesitaba
para ser acusado de hombre lobo era tener orejas puntiagudas, abundante
vellosidad, dientes muy agudos o simplemente una apariencia poco
tranquilizadora.
Irónicamente esto despertó amplio interés por
convertirse en hombre lobo. Viejos manuales de magia contienen recetas o modos
en lograr la metamorfosis. �sta
podía ocurrir accidentalmente si se bebía agua de una poza en la que hubiera
saciado su sed una manada de lobos, y para provocarla a voluntad bastaba con
ingerir los sesos de un lobo, cubrirse el cuerpo con la piel del animal y
esperar hasta una noche de luna llena.
¿Han existido verdaderamente los hombres lobo?,
los médicos modernos aseguran que muchas de las características atribuidas a
esos seres corresponden al cuadro patológico de la rabia: la melancolía, la
ferocidad súbita, el horror al agua. Este último puede explicar las consejas
según las cuales tanto hombres lobo como vampiros no pueden cruzar las
corrientes de agua. Tales síntomas, conocidos para el hombre moderno, eran para
el antiguo un fenómeno sorprendente.
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