5 Leyendas venezolanas que te dejarán con la piel de gallina
En
Venezuela abundan muchas cosas buenas. Abundan las maravillas, el
excelente clima, la belleza, y el espíritu alegre del venezolano; los
caminos mágicos llenos de leyendas antiguas que han trascendido de
generación en generación. Leyendas que a pesar de su antigüedad no han
perdido la capacidad de aterrorizar a más de uno.
A continuación te presentamos 5 de las leyendas más populares de Venezuela:
La Sayona
Esta es la leyenda que cuenta la aparición de una mujer elegante y alta que castiga a los hombres infieles. Es originaria de la región venezolana de los llanos.
Cada vez que aparece aquella
mujer, con batola (saya) blanca y largos cabellos negros, las luces
fallan. En medio de las sombras se muestra como una hermosa dama que
cautiva a los hombres para luego mostrarles sus filosos dientes.
En vida, esta mujer tuvo un
ataque de celos y mató a su esposo. Ahora, seduce a los hombres infieles
con su aparente belleza para luego asesinarlos. Si se compadece de
ellos, puede que sólo les dé el susto de sus vidas.
El Silbón
El Silbón es un personaje legendario de Venezuela y Colombia, especialmente de Los Llanos; descrito como un alma en pena. La leyenda del Silbón habría surgido a mediados del siglo XIX.
En las tierras de Guanarito se
oyen los aterradores silbidos que espantan hasta al más recio. Cuando se
escucha cerca, está lejos, y viceversa. El silbón es la aparición más
temida del llano venezolano, un hombre alto y flaco de unos seis metros
que fue condenado por su propia madre, luego de haber asesinado a su
padre y comido sus vísceras.
Este hombre sobrenatural carga
en su espalda un saco de huesos, y advierte su llegada con el sonido del
choque de la osamenta en el costal. Si nadie puede escucharlo, cobrará
una víctima al día siguiente.
La loca Luz Caraballo
La loca Luz Caraballo es un personaje de la cultura popular venezolana de la región de los andes, especialmente del Estado Mérida e inmortalizada en la literatura por el escritor y poeta Andrés Eloy Blanco.
Muchos habrán oído la historia
de la loca Luz Caraballo en voces de niños andinos, la proeza está en
entender lo que sus veloces lenguas pronuncian. Cuentan de una mujer
enloquecida por perder a sus cinco hijos. Se dice que dos de ellos
partieron a la guerra junto a Simón Bolívar, los que, según la leyenda,
“se fueron detrás de un hombre a caballo”
Desde entonces, esta mujer
enloquecida permanece penando por todo el páramo, de Chachopo a
Apartaderos, buscando a los hijos que perdió.
El doctor Kanoche
Su verdadero nombre era Gottfried Knoche y se le adjudica la creación de un líquido con el que momificaba cadáveres, inyectándolo en la vena yugular. Fue un médico alemán que vivió entre momias, en una hacienda en las laderas del Ávila, custodiada por cadáveres de la Guerra Federal. Al lado de la que fuera su casa, se encuentra un mausoleo donde descansaron los cuerpos embalsamados de Knoche, su esposa, sus hijas y sus asistentes.
Los vecinos de Galipán aseguran
que aún se escuchan los pasos del galeno alemán, y que continúa entre
ellos la presencia de las momias que custodiaban su hacienda. De ellas,
la más famosa fue “el muerto que se negaba a morir”. Se dice que uno de
los cadáveres que Knoche subió a lomo de caballo se zafó de las ataduras
y rodó montaña abajo, desapareciendo por completo.
La Llorona
Esta leyenda se ha difundido por varios países de Hispanoamérica. Se trata de una mujer que pierde a sus hijos y, convertida en un alma en pena, los busca en vano, turbando con su llanto a los que la oyen. Aunque hay muchas versiones de la historia, los hechos principales son siempre los mismos.
El desgarrador llanto de esta
aparición perturba las sabanas venezolanas. Está condenada a pasar todas
las noches penando por sus hijos, a los que mató por error.
Esta mujer supo que su esposo la
engañaba con su propia madre. En venganza, la encerró en la casa y le
prendió fuego, sin darse cuenta de que sus hijos también estaban dentro.
Desde entonces vaga persiguiendo hombres. Para quien la encuentra, ella
se convierte en presagio de un destino terrible.